jueves, 10 de noviembre de 2016

Curso de Emprendimientos Sociales para la Transición

 La crisis ambiental causada por el uso descontrolado de combustibles fósiles y por las prácticas agropecuarias insensatas de la gran agroindustria es alimentada por el paradigma del Crecimiento Económico. El mismo que solo puede ser visto como una locura dentro de un planeta finito y sin embargo está incorporado en todas las grandes instituciones que manejan política publica a nivel mundial. Y ahora qué podemos hacer?



En varias comunidades en el mundo se han desarrollado proyectos bajo nuevas lógicas económicas, como la economía social y solidaria, la economía colaborativa o la economía sagrada. Una experiencia exitosa es la del los Movimientos de Transición en especial el Reconomy Project, ya que representa un proceso puramente comunitario donde se han generado respuestas desde las bases a la crisis sistémica creada por el paradigma de Crecimiento Económico Ilimitado. 


La base de cualquier economía es la gente y los emprendimientos que de ellos se derivan. Por lo que debemos comenzar a realizar los cambios desde esta base. Por lo que tenemos el agrado de invitarles a participar en el Curso de Emprendimientos Sociales para la Transición, donde aprenderemos qué es el movimiento de transición y como podemos aplicarla en la generación de emprendimientos sociales. Además seguiremos una metodología que nos permitirá validar nuestro producto, a través de Design Thinking y generar un modelo de negocios siguiendo el Business Canvas Model. 

Más información en https://www.facebook.com/events/331168273903081/ o al 0988376009


viernes, 7 de octubre de 2016

Primer Curso "Formando tu grupo de Transición"

Realizamos el primer curso! Lo hicimos en el Centro Tinku Escuela de Permacultura, que es un espacio comunitario hermoso de contacto con la naturaleza y que constantemente nos brinda cursos y herramientas para construir un futuro que regenere los procesos de devastación ambiental y social que se deriva de la cultura del crecimiento económico ilimitado.



En el curso profundizamos acerca de las crisis que nos afectan en el escenario mundial actual. Y construimos nuestra visión de comunidad, ya que en nosotros, en nuestro sentir acerca de nuestra comunidad está la información necesaria para plantear los caminos de regeneración. 


Gracias al grupo de personas que asistió y compartió las necesidades de sus comunidades. Fue sumamente importante el pensar en las oportunidades que tienen nuestros territorios para implementar iniciativas de Transición. Ahora tenemos herramientas para conformar y mantener nuestros grupos. Les deseamos la mejor delas suertes en sus proyectos!


Reflexionando en las Comunidades


Acabamos de realizar la segunda muestra del documental In Transition 2.0, en busca de motivar a la gente en los barrios a formar un grupo de transición o a comenzar una iniciativa de transición. La Transición es una respuesta comunitaria a las crisis globales del cambio climático, el desastre ambiental, el agotamiento de los combustibles fósiles y de la economía de casino y crecimiento ilimitado. La primera muestra la realizamos en el Thani Café del barrio El Batán, donde pudimos degustar el delicioso menu que tiene y aprovechar el espacio para reunirnos en comunidad; y la segunda muestra la realizamos en la Casa del Árbol del barrio la Floresta, e igualmente degustamos las delicias de su cafetería y valoramos la importancia de la construcción de espacios comunitarios (como la Casa del Árbol) para fortalecer los lazos sociales y generar procesos de conciencia y cambio. 


Lo que se pudo ver en estos encuentros es que la semilla para construir comunidades resilientes y localizadas está en cada uno de nosotros, de nuestros vecinos, en fin de la gente que conforma nuestra comunidad. Somos nosotros los que sabemos cuáles son las necesidades de nuestro territorio y  dentro de la diversidad del mismo podemos encontrar las soluciones.


Seguiremos realizando estos encuentros en diferentes barrios de la ciudad, con la certeza de que encontraremos un grupo de personas que quieran comenzar sus grupos de Transición. Si estás interesado o interesada en compartir con tu comunidad la voz de la transición puedes comunicarte a cuscungo@gmail.com y organizaremos un evento de reflexión y compartir. 

El poder de cambio está en ti y tu  comunidad!













miércoles, 30 de marzo de 2016

Localización Económica Intencional: Planificando el desarrollo económico desde las comunidades


Por Cuscungo (Andrés E. Peñaherrera) cuscungo@gmail.com 


El movimiento intelectual y activista que promueve la localización de las economías, se fortaleció en el espacio de la crítica a la globalización económica. Por lo que comenzaremos contextualizando el concepto de globalización, y presentaremos cómo esta se articula con las crisis fundamentales que nos presenta el mundo en la actualidad, a saber: la crisis climática, la crisis energética y la crisis económica. A continuación presentaremos el concepto de la localización económica como respuesta al contexto de crisis; lo describiremos en relación a las acciones que propone y derivaremos los principios en los que se basa.


El sistema capitalista neoliberal y globalizante y su relación con el contexto de crisis



Bourdeaux (2008, 1) nos dice que “La globalización es el proceso de interacción e integración entre las personas, compañías y gobiernos de diferentes naciones, llevado por el comercio internacional y la inversión y ayudado por la tecnología de la información”. De hecho, las tecnologías de la información, almacenamiento y transporte han ocasionado que la actividad humana, en diferentes partes del planeta, interactúe de manera más intensa. El producto mundial bruto comercializado en 2008 internacionalmente, fue dos veces y medio mayor que el comercializado en 1960; al igual la inversión extranjera directa fue tres veces y media mayor que en 1980 y la inversión de portafolio en bienes extranjeros fue 40 veces mayor; por otro lado el ingreso de turistas en los países ha aumentado, al igual que el uso de tecnologías de comunicación de larga distancia (Bourdeaux, 2008). Consecuentemente nos encontramos en una sociedad que está altamente globalizada.


Sin embargo Bourdeaux (2008) da una definición que le parece más apropiada “... globalización es el avance de la cooperación humana que atraviesa los límites nacionales”. El autor hace referencia a la multiplicidad de actores y lugares que se entremezclan con el objetivo de producir un bien específico para el mercado: por ejemplo, sucintamente, una camiseta podría tener el algodón cultivado en India, su fabricación en manos tailandesas, su transporte a través de una empresa británica, la distribución a cargo de una empresa canadiense y la comercialización en Estados Unidos. De aquí derivamos dos componentes esenciales para la globalización, como son: la especialización de las partes para realizar de manera eficiente su rol en la cadena productiva y la necesidad de facilitar los espacios de comercio internacional. Todos los actores que participan en la cadena productiva deben coordinar sus actividades y sus tiempos con el objetivo de producir grandes cantidades de un bien o servicio específico, y esta coordinación es la que Boudreaux (2008) llama un 'sistema global de cooperación'. No obstante, esta noción de cooperación que se deriva del proceso de globalización económica es sumamente particular, pues no involucra, necesariamente, la intención de un actor económico de construir un espacio de trabajo común con fines comunes, por lo que Boudreaux (2008) la llama 'cooperación sin intención'.


Las decisiones económicas, que hacen que actores cooperen, son guiadas por el beneficio que pueda brindar a las partes como: bajar sus precios, incrementar utilidades u ofrecer ventajas comparativas con otras empresas; ya que la cooperación está orientada por el principio de competitividad. La conjunción entre competitividad y cooperación es la que hace que una economía global sea altamente productiva y genere más riqueza (Boudreaux, 2008). Por otro lado Bhagwati (2004) afirma que la globalización promueve la democracia y reduce la pobreza al dar la posibilidad, a que espacios sociales de bajo ingreso tengan acceso a bienes tecnológicos que contribuyen a incrementar su ingreso, posibilitando el acceso a educación y capacitación. El autor asevera que el crecimiento de una clase media da lugar a que más espacios de la sociedad entren en la arena política a través del crecimiento de su poder económico (Bhagwati, 2004).


Ante estos criterios, no podemos olvidar que la globalización económica se encuentra dentro del sistema económico capitalista neoliberal; dentro de la lógica del libre mercado pretende eliminar cualquier barrera que le impida ejercer su influencia alrededor del mundo. Las principales motivaciones del capitalismo son maximizar las utilidades,  aminorar el riesgo y obtener ventajas competitivas, de manera que a través de la globalización se expande el campo en el que las empresas pueden encontrar, más allá de las fronteras y legislaciones de su país de origen, insumos y mano de obra para incrementar su productividad y sus ganancias, al mismo tiempo que reducen sus riesgos (Greenspan, 2007). Consecuentemente, la conjunción entre globalización y capitalismo ha aumentado enormemente la producción mundial y el intercambio de productos, incrementando al mismo tiempo el uso de energía y la emisión de desechos correspondientes a la producción,  con esto se exacerba el cambio dramático en la atmósfera de nuestro planeta, que comenzó con la revolución industrial y se evidencia el agotamiento inminente de los combustibles fósiles. (IPPC, 2015; Hopkins, 2013).


El Panel Intergubernamental del Cambio Climático (IPCC) (2015) indica que la influencia humana sobre el clima mundial es clara y que las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI), originadas recientemente por el ser humano, principalmente por el crecimiento económico, son las más altas de la historia, ocasionando impactos diversos en los sistemas humanos y naturales. La atmósfera y los océanos se han calentado, la cantidad de nieve y hielo ha disminuido y el nivel del mar ha aumentado (IPCC, 2015).  Los principales riesgos e impactos para la región sudamericana, en lo que respecta a los sistemas físicos, son el deshielo de los glaciares, nieve y permafrost, afectando a los sistemas hídricos y por tanto a las fuentes de agua en cantidad y calidad, al mismo tiempo perturbando los niveles de precipitación, provocando sequías o inundaciones y deslizamientos de tierra y en lo que respecta a sistemas humanos y de gestión, los riesgos son la afectación a los modos de vida, salud y/o economía y la reducción de la productividad de las cosechas, lo que genera inseguridad alimentaria (IPCC, 2015). El IPCC (2015) nos muestra las emisiones de GEI por sector económico hasta el 2010, siendo que el sector de transporte produce 14%, la industria 21%, la agricultura, silvicultura y otro usos de la tierra 24% y la producción de electricidad y calefacción 25% del total de las emisiones. Una de las principales causas de la emisión de GEI tiene que ver con la manera en que nosotros generamos energía para mantener el crecimiento del sistema económico, según la Agencia de Energía Internacional (IEA) (2015) el 66.5% del consumo energético total del mundo viene de combustibles fósiles, el petróleo representa la fracción más alta con el 39.9% del total, y alrededor del 90% de energía usada en transporte viene del petróleo (Korowicz, 2012). La mitigación del cambio climático requiere que el mundo haga sustanciales reducciones de emisión de GEI. De esta manera la crisis climática también implica un desafío energético para el ser humano.


Los combustibles fósiles son no renovables o finitos, por lo que es de vital importancia conocer sus ciclos de explotación. A respecto del petróleo, en 1956 en la reunión del Instituto Americano de Petróleo, el geólogo y en ese tiempo empleado de Shell, Minard King Hubert, presentó una ponencia en la que detalla cómo la explotación exponencial del petróleo, dada por el crecimiento económico y el crecimiento de la población, conduciría a un punto pico de explotación seguido brevemente por una declinación aguda, lo que provocaría complicaciones económicas y sociales debido a la dependencia del petróleo (Hubbert, 1956, en De Young y Princen 2012). Aunque la producción regular de petróleo convencional comenzó a declinar levemente alrededor del 2006, recientemente los avances tecnológicos en la explotación del petróleo de esquisto bituminoso ocasionó un crecimiento en la producción, principalmente en los Estados Unidos, dando lugar a la hipótesis de que la teoría de que estamos cerca del pico en la producción de petróleo mundial ya no era pertinente a nuestros tiempos (Heinberg, 2015). Sin embargo, Heinberg (2015) afirma que los pozos de petróleo de esquistos bituminosos de Eagle Ford y Bakken en Estados Unidos muestran altas tasas de descenso en la producción, siendo probable que en unos pocos años lleguen a un pico, seguido por una aguda caída en el volumen de la producción; por lo que la teoría del pico de la producción petrolera aún es valedera. Además, la baja en las tasas de producción de petróleo convencional, hacen que se busque la explotación de fuentes no convencionales de producción como los esquistos y las arenas bituminosas y la explotación en aguas profundas, aunque estos métodos tienen bajas tasas de retorno energético en relación a la energía invertida en la producción (EROEI), necesitan de altas tasas de inversión por adelantado y representan un aumento en los riesgos y costos ambientales (Heinberg, 2015). En el contexto actual de volatilidad de los precios del petróleo y de las materias primas en general, la extracción de fuentes no convencionales de petróleo no es segura. Actualmente se desarrollan tecnologías para obtener energía renovable, pero no tiene comparación con el uso de energía de combustibles fósiles (IEA, 2015). Algunos estudiosos son optimistas al pensar que el desarrollo tecnológico llevará al mundo a un cambio en la matriz energética, sin embargo, tenemos que cuestionarnos acerca de la capacidad de generar financiamiento suficiente para desarrollar estas tecnologías y sobre la capacidad y velocidad en que la industria dependiente de combustibles fósiles, puede hacer una transición a fuentes renovables. De cualquier forma, esto representa un gran reto para la humanidad.


Tanto la crisis energética cuanto la crisis climática están entrelazadas con la economía global, guiada bajo el modelo neoliberal capitalista, en el cual se ha incrementado la inequidad de ingresos. El reporte del Fondo Monetario Internacional (2015) acerca de las “Causas y Consecuencias de la Inequidad de Ingreso” indica que la desigualdad entre los pobres y los ricos en las economías más avanzadas se encuentran en los niveles más altos en décadas y aunque las economías emergentes y los llamados países en vías de desarrollo han experimentado bajas en la inequidad, aún prevalece una falta de acceso a educación, salud y financiamiento; sugiriendo que el incremento en ingresos en los estratos más ricos, aminora el crecimiento económico (IMF, 2015).  Aún más, la economía global ha presentado características volátiles desde la crisis económica global. Korowicz (2012) afirma que la respuesta a la crisis financiera 2007/2008 no resolvió la inmensa disparidad entre deuda e ingreso, pues ante la falta de liquidez para pagar deudas se generó más deuda y nuestra habilidad de pagarla en la actualidad es aún más cuestionable que en el momento de la crisis . Además, el Banco de Acuerdos Internacionales señala que el asunto principal no es únicamente la deuda financiera, sino que las deudas gubernamentales, corporativas y de bienes raíces, en muchas de las economías más avanzadas, superan los niveles en que el crecimiento económico comienza a ser afectado y en ciertas economías, como en la Unión Europea, la deuda está ligada a complejos mecanismos garantistas que involucran a los estados, siendo que una amplia crisis financiera resultaría en un crisis a nivel estatal, desestabilizando la economía global (Korowicz, 2012).


En la actualidad los institutos financieros internacionales expresan su preocupación por el estado de la economía global. El Fondo Monetario Internacional (IMF) (2016) en su informe “Perspectivas de la Economía Mundial al Día” titulado “se atenúa la demanda y se empañan las perspectivas” señala que:


“Los riesgos para las perspectivas mundiales continúan inclinándose a la baja y están relacionados con los ajustes que están ocurriendo en la economía mundial: la desaceleración generalizada de las economías de mercados emergentes, el reequilibramiento de la economía china, la caída de los precios de las materias primas y el repliegue paulatino de las condiciones monetarias extraordinariamente acomodaticias en Estados Unidos. Si estos retos fundamentales no se manejan adecuadamente, el crecimiento mundial podría descarrilarse.”


En el actual desequilibrio de la economía global se encuentra la volatilidad de los precios de las materias primas como el petróleo, que está vinculado con la industria dependiente de sus derivados y también está ligada con la producción de alimentos. Korowicz (2012) señala que la 'Revolución Verde', promovida en los años 50's, 60's y 70's, puso a la producción de alimentos en una plataforma de combustibles fósiles, provocando que la volatilidad de los precios del petróleo cause perturbaciones a los precios de los alimentos. Como vemos, la economía global es un sistema complejo e interdependiente, que es propenso a una desestabilización general, por lo que en un futuro determinado por una crisis climática y energética, debe ser repensada en términos de generar resiliencia ante estos eventos.


La localización económica intencional: una alternativa comunitaria.

Durante los últimos 5 años las economías emergentes y en desarrollo, que generan el 70% del crecimiento global, se han desacelerado y el comercio global ha decrecido en el año actual, lo que refuerza la tesis de algunos investigadores de que la economía global tendrá la tendencia de localizarse inevitablemente (IMF, 2016; North, 2012). Sin embargo, algunos grupos y organizaciones sociales, reflexionando acerca de las crisis con las que se enfrenta nuestro mundo, están trabajando estrategias para guiar este proceso de localización y crear nuevos tipos de organización socio-económica, desde la organización comunitaria. Estos conocimientos se enmarcan bajo el marco teórico de la localización económica intencional (LEI) (North, 2012). A diferencia de la globalización, la LEI está anclada en espacios geográficos; Woodin y Lucas (2004) nos indican que lo local se realiza en la interacción entre un grupo de personas y el espacio en el que habitan (ambiente, infraestructura, instituciones, etc) y que posibilita su bienestar. Por tanto, en los procesos de localización económica es de suma importancia establecer cuáles son las actividades económicas vinculadas con la generación de bienestar en la comunidad y cómo ellas se relacionan con el espacio geográfico y la comunidad. Scott Cato usa el principio de subsidiariedad para explicar la localización económica, mostrando el enfoque de producir localmente tanto cuanto sea posible y lo que no se pueda producir en lo local, producirlo dentro de la distancia más cercana a la localidad; dejando al comercio internacional como último recurso para bienes y servicios que realmente no puedan ser producidos de manera local (Scott Cato in North, 2010; North, 2010). De esta manera, la LEI no busca un proceso de aislamiento de una localidad y la negación del comercio, sino que propone nuevas formulaciones económicas que resulten en un equilibrio saludable entre lo local, lo regional, lo nacional y los mercados internacionales (Mayo, E en North, 2010).


Por otro lado, los críticos localistas rescatan el verdadero significado de la cooperación, es decir “obrar juntamente con otro u otros para la consecución de un fin común … obrar favorablemente a los intereses o propósitos de alguien” (Diccionario de la Real Academia Española, 2016). El principio que regula los procesos de toma de decisión en la localización económica es la colaboración dentro de relaciones de solidaridad entre los actores económicos, tomando consciencia de la profunda desigualdad socio-económica actual y promoviendo procesos de equidad. La colaboración se alza en contraste al principio de competitividad que orienta a la globalización y que enfatiza la prioridad de los intereses individuales sobre los intereses comunes, legitimando el aprovechamiento de las oportunidades lucrativas en contextos de desigualdad social (Woodin & Lucas,2004).


Una de las críticas principales a la globalización se centra en que  permite que las empresas contraten mano de obra en países donde los estándares laborales y ambientales son muy bajos, creando así una actividad económica que es peligrosa para la salud humana y de la naturaleza (Woodin & Lucas, 2004; Cavanagh & Mander, 2004).  Por el contrario, la localización implica una ética donde el principio de competitividad es subordinado por la solidaridad, responsabilizando al sector privado por sus acciones y así, manteniendo altos estándares de gestión laboral y ambiental. Como el proceso de localización se da dentro de la dinámica de un sistema competitivo capitalista, es necesario proteger al sector privado local a través de una serie de incentivos, políticas, impuestos y regulaciones de los flujos de capital, de manera que se genere un equilibrio sobre las inmensas ventajas de las corporaciones transnacionales y así promover una economía doméstica que esté dominada por productores locales (Woodin & Lucas, 2004; Roseland M, 2012). En este contexto y  cuando sea posible, las importaciones deben ser reducidas y sustituidas por la producción local. Consecuentemente la localización significa un soporte total a los emprendedores locales, resultando en la diversificación de la economía y minimizando la fuga de capitales. La inversión y las finanzas también son elementos fundamentales, siendo que las políticas de la LEI y las regulaciones deben controlar la inversión con el objetivo de favorecer la inversión local directa y así motivar a que se hagan inversiones locales a largo plazo (Cavanagh & Mander, 2004). La localización de las finanzas puede ser realizada a través de Instituciones Financieras de Desarrollo Comunitario (IFDC) que apoyen a las comunidades para mantener su riqueza e impulsar el comercio local y al mismo tiempo, servir de protección ante las fluctuaciones y especulación del mercado internacional  (Woodin & Lucas, 2004).


Como vemos, la LEI implica una serie de regulaciones que crean un ambiente político adecuado para promover este tipo de economía. Las instituciones gubernamentales son fundamentales para crear una nueva economía que reconozca los límites de nuestro planeta, respete los derechos y la dignidad de los seres humanos y la naturaleza, agradeciendo la riqueza y abundancia que nos ofrece la tierra para el disfrute de la vida. La globalización y el capitalismo se presentan como la única manera de pensar y practicar la economía, siendo apoyada por las principales instituciones internacionales que manejan los procesos de formulación de políticas económicas a nivel mundial y ocultando numerosas prácticas económicas que sustentan a pequeñas economías (Gibson-Graham, 2010). Consecuentemente a los procesos de LEI se les dificulta encontrar apoyo de las instituciones gubernamentales y académicas, generando que la LEI sea principalmente promovida por organizaciones ciudadanas que fomentan una ética económica diferente.


Ciertamente, la LEI implica una nueva ética de negocios, en la que las empresas tomen decisiones basadas en los principios de solidaridad y fraternidad, bajo el marco de la sostenibilidad, conscientes de los vínculos profundos que unen nuestras actividades económicas a los ciclos de la naturaleza. Los localistas abogan por reducir las emisiones de GEI que sean posibles de evitar, por ejemplo: la localización de la producción recorta directamente el porcentaje de emisiones  que se produce por el transporte de bienes a largas distancias; además el marco regulatorio de protección y regeneración ambiental se orienta a la reducción del porcentaje de GEI emitidos por la producción industrial (North, 2010; Woodin y Lucas, 2004).  La producción de comida es una de las preocupaciones centrales de los localistas, que proponen combinar nuevas y viejas tecnologías dentro de parámetros de disciplinas como la permacultura, la agroecología y la agricultura orgánica en general. Así la producción agrícola y el manejo de bosques enfatizan el uso de técnicas éticas de gestión, la optimización de los recursos locales y el reemplazo de insumos basados en combustibles fósiles, reduciendo las emisiones de GEI y librando a la  agricultura y forestería de la dependencia de derivados de combustibles fósiles; en consecuencia, generando resiliencia ante la crisis energética (Holgrem, 2009).  La LEI también implica la localización energética ya que prioriza la producción de energías alternativas mixtas y de pequeña escala, preferentemente de propiedad comunitaria; entre estas podemos tener diferentes mezclas de energía solar, eólica, térmica (madera) o micro hidroeléctricas, de acuerdo con las particularidades de las localidades (Holgrem, 2009). Como vemos, la localización presenta respuestas de mitigación y adaptación a las crisis gemelas del cambio climático y pico del petróleo; sin embargo el proceso implica cambios significativos en los valores y comportamientos de la sociedad, por eso la LEI se articula con otros marcos teóricos dentro de un sistema social complejo.


Los procesos de LEI reconocen que el sistema económico se encuentra profundamente vinculado al complejo sistema de la experiencia humana. De esta manera, considera que para generar procesos estables de LEI es necesario cambios sociales y culturales que revaloricen la identidad de las localidades.  Las particularidades culturales de las localidades deben ser mantenidas porque ellas comprenden las posibilidades de creatividad e innovación y también promueven un sentimiento de pertenencia e identidad (Cavanagh & Mander, 2004). Por consiguiente, la localización debe ser promovida por las organizaciones que orienten sus acciones hacia la consolidación de valores comunitarios de fraternidad, cohesión y solidaridad, lo que también genera una mayor conexión entre consumidores y productores locales a través de la temática del comercio justo y consumo responsable (Roseland M, 2012). Como resultado, empodera a las comunidades para desarrollarse de acuerdo a sus particularidades, estructurando un marco político de participación ciudadana, que es coherente con el concepto de subsidiariedad. Este principio influye en la organización y en la toma de decisiones, donde todas las decisiones deben ser hechas al nivel más bajo de gobierno y autoridad competente que pueda lidiar con ellas (Cavanagh y Mander, 2004). Esto significa transferir poder económico y político desde corporaciones distantes que no practican democracia participativa hacia la comunidad local. Tomando en cuenta que la localización por sí misma no garantiza que las élites locales no dominen las esferas de la economía local,  se necesita una estricta práctica de procesos participativos, de manera que se promueva equidad en las relaciones de poder dentro de la localidad (Cavanagh y Mander, 2004; Woodin y Lucas, 2004).


En resumen, podemos decir que la LEI es un proyecto holístico que articula ámbitos sociales, políticos, económicos, ambientales e incluso culturales; es liderado por comunidades y está anclado en un territorio. La LEI se orienta a la creación de economías locales resilientes ante las principales crisis que enfrenta en la actualidad nuestro mundo. En este contexto, se basa en los principios de subsidiariedad, solidaridad, democracia directa - participación, justicia social, fraternidad, sostenibilidad, respeto y gratitud por la naturaleza.


REFERENCIAS

  • Bhagwati, J. (2004). In Defense of Globalisation. New York, USA: Oxford University Press.
  • Boudreaux, D (2008). Globalization. Westport, US: Greenwood Press.
  • Cavanagh, J. & Mander, J. (Eds.) (2004). Alternatives to Economic Globalisation. San Francisco, CA: Berrett-Koehler Publishers Inc.
  • Gibson-Graham J,K (2010) Post-development Possibilities for Local and Regional Development. In Pike, A., Rodriguez-Pose, A., Tomaney, J., (eds) Handbook of Local and Regional Development. London: Routledge.
  • Greenspan, A. (2007). The Age of Turbulence: Adventures in a New World. Victoria, Australia: Allen Lane (Penguin Group).
  • Heinberg, R (2015). Afterburn. New York, US: New Society Publishers
  • Holmgren, D. (2009). Future Scenarios: How Communities can Adapt to Peak Oil and Climate Change. Vermont, Canada: Chelsea Green Publishing
  • Hopkins, R. (2013). The Power of Just Doing Stuff: How Local Action Can Change the World. Cambridge, UK: Green Books. (Kindle Version).
  • Hubbert, M (2012). Fossil Fuel Decline. En De Young, R. y Princen, T (Eds), The Localization Reader (pp. 5-12). London: MIT Press.
  • International Energy Agency (IEA) (2015). Key World Energy Statistics. Paris: OECD/IEA.
  • International Monetary Fund (2016). Perspectivas de la Economía Mundial Al día: Se Atenúa la Demanda y se Empañan las Perspectivas. Recopilado de https://www.imf.org/external/pubs/ft/weo/2016/update/01/
  • International Monetary Fund (2015). Causes and Consequences of Income Inequality: A Global Perspective. IMF.
  • International Panel of Climate Change (IPCC) (2015). Climate Change 2014: Synthesis Report. Geneva, Switzerland: IPCC. Recopilado de  http://www.ipcc.ch/
  • Korowicz, D (2012). Trade-off, Financial System Supply-Change Cross-Contagion: a study in global systemic collapse. Metis Rusk Consulting & Feasta.
  • North, P. (2010). Working Paper One: Ecolocalisation as a Progressive Response to Peak Oil and Climate Change – A Sympathetic Critique. Low Carbon Liverpool. Recopilado de  http://www.lowcarbonliverpool.com/page.php?id=3
  • Real Academia Española (2016). Real Academia Española. Recopilada de http://dle.rae.es/?id=Aid2o2x
  • Roseland, M. (2012). Toward Sustainable Communities. Gabriola Island, Canada: New Society.


  • Woodin, M. & Lucas, C. (2004) Green Alternatives to Globalisation: a Manifesto. London: Pluto.